lunes, noviembre 20, 2006

Futbol, basket o tennis?

En toda relación hay altos y bajos, acuerdos y desacuerdos, sonrisas y decepciones… En toda relación hay algo de deseo, algo de miedo y de necesidad, ganas de depender del otro y esfuerzo para no hacerlo.
En toda relación hay misterios inexplorados, transparencias vergonzosas, recuerdos bloqueados y anécdotas memorables…
En mi relación hay eso, hay las alegrías de un beso, de una flor azul, de un Toronto lleno de significados, la simplicidad que me regala su sonrisa y su mirada enamorada, la ternura de su mano en mi espalda al caminar… Estamos llenos de deseo en una habitación y llenos de expectación en una sala de teatro… Estamos juntos…
Y entonces, cuando parece que somos invencibles, él ataca mi confianza con un celular apagado, con un teléfono que repica 1,2,3,4,5, “su llamada será transferida…”. Perfecto, no puede hablarme, no quiere hablarme.
Y es allí cuando empieza la verdadera acción mental, estudiar todas las posibilidades, desde una muerte dolorosa que aun no se divulga hasta un éxtasis infinito con alguien más… Y nunca es ni una ni la otra, es un libro que lo convierte en cubito, un padre que necesita ser oído, una madre que reclama su presencia en labores domésticas… Y el teléfono?
Bueno, aprender a lidiar con los miedos es mi asunto, pero soportar sus molestias y reclamos, su rabia y su desgano no. Él dice que está presente, conjugando los verbos en gerundio, pero acaso estoy ciega? Creo que no siempre lo veo.
Yo espero de él AMOR y TERNURA, COMPAÑÍA y SONRISAS, BESOS y PASIÓN, yo espero INTELIGENCIA y RESPETO, COMPRENSIÓN y TOLERANCIA… Esta relación se hizo para dos e infligir dolor a propósito no es parte del juego.
La sinceridad y los acuerdos se respetan y yo eso lo he mantenido con el tiempo… Confío en que él también, pero alguien tiene que volver a explicarle que el fútbol no se juega en cancha de arcilla y las faltas técnicas son del básquetbol.